Tapa de la edición del 25 de agosto de Autosport |
¡SE DESCUBRIÓ EL SECRETO!
KIMI PLANEA RETORNAR A LAS CARRERAS
Raikkonen le dio la espalda al rally, así que ¿qué sigue?
Doble página inicial de la nota de tapa de Autosport del 25 de agosto. |
Kimi: El campeón mundial desperdiciado.
Un solo título de pilotos parece un vuelto escaso para un talento tan excepcional. Entonces ¿Qué falló para Raikkonen?
Por MARK HUGHES
En septiembre de 2000 Michael Schumacher probaba en Mugello. Ferrari compartía la pista con Sauber, su cliente de motores, y Michael no pudo evitar darse cuenta lo fuerte que era manejado el auto suizo. No tenía idea de quien estaba dentro, pero estaba intrigado. No estaba acostumbrado a ver un Sauber con el pescuezo así de retorcido. Vagó hasta los garajes adyacentes y se asombró al ser informado que era un novato que hacía las primeras pruebas en un auto de Fórmula 1. Michael se habría asombrado aún más si hubiese sabido que Kimi Raikkonen había completado un total de solo 23 carreras de cualquier clase antes de esta prueba, ninguna de ellas en algo más rápido que un Fórmula Renault.
Raikkonen se aseguró la butaca en Sauber para 2001. Al anotar puntos en su debut se burló del monitoreo oficial de la FIA de su rendimiento en las primeras tres carreras para ver si podían autorizarle la súper licencia concedida para la cual no calificaba de forma técnica. Incluso antes de la mitad de la temporada fue identificado por Ron Dennis como el reemplazo de Mika Hakkinen en McLaren para el 2002, que derrotó a Ferrari para lograr su firma. Por cinco razones Raikkonen resplandecería en su rumbo espectacular sobre los autos plateados. Pero solo a veces fueron lo suficiente rápidos y nunca fueron confiables como para darle el título. Más la obsesión controladora de Dennis y para el 2006 Kimi quería irse.
Así que seis años después de esa prueba en Mugello, Michael se encontró con que el presidente de Ferrari lo echó con cuidado y lo reemplazó por Raikkonen. Luca di Montezemolo le dijo a Schumacher que era bienvenido a quedarse, pero ya no sería el número uno por derecho; era el momento del plan de sucesión y Luca consideraba que Raikkonen —10 años más joven, rápido de manera abrasadora, apolítico, un piloto que de no ser por la falta de confiabilidad de McLaren ya hubiese sido bicampeón mundial— era el indicado. Schumacher se sintió traicionado con razón, rechazó compartir un cargo igual en el equipo, y se retiró.
Doble página final de la nota de tapa de Autosport del 25 de agosto. |
Nada de esto significó mucho para Kimi, que llevó la indiferencia a un nivel enteramente nuevo. Fue uno de los pocos pilotos que no estuvo presente cuando se entregó un trofeo a Schumacher en vísperas de su última carrera antes del retiro, en Brasil 2006. En vivo para la TV británica Martin Brundle le preguntó a Kimi sobre su ausencia. “Estaba sentado en el baño,” explicó…
Eso casi podría ser calificado de ‘indiferencia agresiva’ y es probable que fuese una reacción a lo que vio como un circo repugnante de los medios tanto alrededor de Schumacher como de Ferrari. Más común, se encogía de hombros y tenía alguna obviedad insignificante para responder a esas preguntas, este hombre que en 2009 era el segundo atleta mejor pago del mundo, solo detrás de Tiger Woods.
“Hay dos cosas que necesitas saber para entender esa inexpresividad en Kimi,” dice Peter Collins, un hombre que fue instrumental en su graduación del karting a los autos a fines de los años 90. “Primero, detesta en absoluto las estupideces de la F1 y el tipo de gente que estaba a su alrededor. Segundo, igual que Mika (Hakkinen) antes que él, se dio cuenta de que cuanto menos hablas, habrá una menor reacción consumidora de energía en los medios como respuesta.”
“Siempre era monosilábico en la pista,”dice un expiloto de F1, “pero lo invitabas a tomar algo y ¡no podías callarlo!” Con frecuencia, necesitaba que lo sacaras de las discotecas pocas horas después. Este es el tipo que participó de una carrera de powerboat disfrazado de gorila. Tenía muchísimo color. Solo se negó de forma categórica a dar algo público de él al paddock de la F1, una comunidad con cuyos valores simplemente no apoya sin condiciones, aunque no tiene remordimiento de tomar el dinero que le ofrece. Entonces, mientras estuvo preparado para ofrecer solo lo que hacía en el auto, Kimi y la F1 podían tener una alianza incómoda.
“Solo quería estar en el auto,” recuerda Peter Sauber. “Te podía ignorar. Era impresionante. Nunca había escuchado de él pero este ‘vendedor de alfombras’ que es Dave Robertson (el manager de Raikkonen desde 2000) de alguna forma me convenció de darle una prueba en Mugello. Fue solo increíble. Su telemetría mostró una habilidad increíble, pero en esa etapa él todavía no estaba adaptado lo suficiente para juntar todos los sectores. Solo se concentraba de a uno por vez. Así que le dije: ‘OK, en la próxima salida, quiero que juntes todo,’ y él me dijo: ‘No. Todavía no estoy listo para hacer eso.’ Eso me impresionó, que tuviera la confianza y convicción en él mismo para decir que no.”
Están aquellos que creen que la pureza se perdió después que fue reclutado por McLaren, que los multimillones lo cambiaron, que ya no fue nunca tan intenso como el muchachito que llegó a las pistas por izquierda solo con un talento fenomenal. Tal vez en parte fue el dinero, la calidad de insensible realidad que tal cantidad de múltiples millones puede traer. Casado con Miss Finlandia desde 2004, viviendo en el exilio fiscal aislado, ganando según dicen unos $50 millones de dólares en Ferrari para 2009, adulado, consentido; ¿cómo podría esperarse que una alma tan simple de un origen tan modesto se adapte? ¿Cómo podría esperarse que crezca? Agrega el resentimiento de las demandas tan ajenas a él —aquellas de los auspiciantes y los medios— y su afición a la bebida, y es una sorpresa que se haya quedado tanto como lo hizo.
Pero en sus días era muy especial, súper rápido y en apariencia intrépido, la falta de emoción que lo convirtió en un orador monótono hizo algunos de los momentos más emocionantes que se puedan imaginar en la pista. ¿Quién puede olvidarse de esa indiferencia plantada frente a la pantalla de humo en Spa, yendo a 300 km/h hacia cero visibilidad cuando explotó un motor en algún lugar delante de él sobre la colina de Eau Rouge?
De manera irónica, sus días en serio superlativos es probable que quedaran atrás cuando ganó el campeonato en su primer intento con Ferrari en 2007. Pero aún entonces hubo atisbos. Chris Dyer pasó directo de ser el ingeniero de carreras de Schumacher a hacer el mismo trabajo para Raikkonen. “Nos asombró bastante lo agresivo que era con el auto y con cuanto sobreviraje podía vivir,” dice. “Quería relaciones de dirección muy rápidas y muchísima capacidad de reacción. Trabajaba mucho más el auto en la fase de frenaje/entrada a la curva. Estaba muy ocupado con los frenos y la dirección comparado con Michael que tendía a ser más suave y a acercase con sigilo al límite y quedarse. Kimi lo sobrepasaría y pegaría la vuelta. Podías mirar la telemetría de algunas de las cosas que hacía y asombrarte.”
La Ferrari, con su resistencia a generar temperatura instantánea en los neumáticos delanteros en clasificación, nunca fue el auto ideal para esta clase de acercamiento. En ninguno de sus tres años en el equipo. “Cuando pensó que tenía una chance,” dice Dyer, “como en la segunda mitad del 2007, era fantástico. Pero si el auto era menos competitivo, él aportaba menos.” La sensación de que Ferrari no vio lo mejor de él se subraya cuando Dyer dice: “Es una pena que dejó la F1 cuando lo hizo porque todavía era uno de los mejores tres o cuatro pilotos.”
En la pompa de McLaren —cuando mantuvo al auto obsoleto de 2003 en la contienda por el título hasta la ronda final, cuando machacó al auto de 2005 contra el piso tan fuerte que ya se había comprado solo una parada en boxes gratis sobre el Renault de Fernando Alonso en las primeras paradas en Barcelona, con la magnífica victoria en la última vuelta en Suzuka de ese año, o al finalizar su carrera como un formidable compañero de equipo de Juan Pablo Montoya en 2006— fue más que eso.
¿Fue el dinero lo que entorpeció sus rendimientos después, fue la fatiga de la falta de sinceridad de la vida alrededor de la F1; o fue la bebida? Siempre entrenó a consciencia y, de acuerdo a los que lo rodeaban, no bebía más de lo que siempre bebió. Pero tal vez, como se acercaba a los 30 empezó a tener más efecto. “Creo que la bebida fue un escape del ambiente y de la gente alrededor de él que no podía aguantar,” dice Collins.
Ferrari no logró lo que creyó que lograría cuando contrató a Raikkonen. No solo no probó de forma decisiva que era más rápido que Felipe Massa, fue pasivo de una forma en la que nunca lo fue Schumacher, que Alonso no lo sería en el futuro. Se dio cuenta, con retraso, que necesitaba un líder. Que requiere un juego más complejo de habilidades de las que posee Kimi. Tan certero estaba en esto, que liberó a Raikkonen un año antes de que termine su contrato para no perder el tren con Alonso.
“En realidad creo que todos los que estaban cerca de él lo perjudicaron,” dice Collins. “Kimi era alguien que necesitaba calidez, disciplina y orientación. Lo que obtuvo fue adulación y ser malcriado. Como todos estos jovencitos, si no te involucras y los pateas temprano en el culo empiezan a creer que pueden tomar sus propias decisiones sobre todo y entonces los has perdido. No creo que Kimi haya sido controlado por su propio beneficio porque aquellos a su alrededor solo se interesaban en tener los contratos, el dinero y no pelearse con él.”
“Es muy genuino y creo que eso es lo que posiblemente lo destruyó en la F1. Porque cuanto más se engrandeció, se volvió más importante, se rodeó de más gente sin sinceridad y colgada de él. No pudo soportarlo. Todo lo que quería hacer era manejar.”
“Lo que es una real lástima porque no solo fue talentoso de forma fenomenal, alguien que pudo/debió haber ganado mucho más que este título mundial, sino también porque en su corazón es un tipo genuino, sincero y honesto a más no poder.”
Todo lo que siempre quiso fue correr en autos y salir a tomar algo con sus amigos. ¿Por qué diablos el mundo no pudo entenderlo y dejarlo? Así que cuando completó un auspicio final en Abu Dhabi en 2009, ya no estaba de humor para más estupideces. La pista nueva se elevaba como un espejismo en el desierto, el deslumbrante proyecto vanidoso de Ferrari en sociedad con Mubadala. Estaban sentados con ansiosa anticipación cuando llamaron a Kimi a subir al escenario: “Kimi, acá estamos en esta fantástica ubicación nueva. Hoy saliste en la Ferrari. Dinos, ¿cómo es ahí afuera?”
“Bueno, las primeras curvas son bastante buenas,” salió el balbuceo familiar. “Pero el resto es una mierda.”
Y con eso, se fue.
Y con eso, se fue.
Lecciones difíciles, vida más fácil.
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En febrero pasado, Kimi Raikkonen ingresó en el frío. Y en serio estaba frío. Fue en Suecia, nieve menos abundante y oscura. La nueva audacia de Raikkonen en el Campeonato Mundial de Rally no fue bienvenida de lo mejor.
Un día después y su Citroen C4 WRC vencedor mundial estaba en una zanja, con el multimillonario desenterrándolo. Este era un camino muy largo desde la Fórmula 1. Un rally más tarde y el finlandés volaba, de cabeza y bien lejos del camino en México. Horas después que se había liberado del destrozado C4, Raikkonen estaba en el hotel, jugaba al pool. Fue la contratara del contrato. Sí, de nuevo era el novato, pero el ambiente relajado en el que realizaba su aprendizaje era justo para él.
Aprendió mucho, pero la expectativa inicial de locos de que Raikkonen ganara rallies en potencial y hasta se convirtiera en la primera persona en ganar un título de F1 y de WRC fue templada por la áspera realidad. Esa realidad es que la F1 es al rally lo que el polo al waterpolo.
El Rallye Deutschland de la semana pasada fue la 18ª ronda de Raikkonen del WRC. En un deporte donde la experiencia es todo, el llamado Hombre de Hielo apenas sale de los pantalones cortos.
En 2010 chocó de manera regular y frecuente mientras buscó familiarizarse con un mundo despojado de carga aerodinámica y tracción. Este año, ha sido un piloto diferente. Se aproxima a los eventos de un modo mucho más metódico, tomando velocidad durante el progreso del rally.
“Este año estoy aprendiendo más,” dice Raikkonen. “Pero todavía hay mucho más que aprender.”
Ahí está el problema. Raikkonen es un campeón mundial; un número uno. Pero aquí, en el WRC, no va para ningún lado. Para un piloto tan competitivo y tan lleno de ventajas, es difícil sentarse detrás del volante y saber que le envías demasiados segundos a aquellos a tu alrededor.
Está mejorando, pero la victoria permanece en otro mundo. Por mucho que lo disfruta, la necesidad de volver a la F1 podría ser suficiente para hacerlo volver a una pista de carreras.
David Evans
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