Esto lo escribí a comienzos del mes de febrero, pero lo publico recién ahora después de confirmar que lo que pensaba fue como sucedió en la primera fecha del APT.
Lamentablemente, en la semana pasada se confirmó de la peor manera posible un rumor que circulaba en el ambiente desde el año pasado: entre los muchos planes populistas y de efímeros plazos que ha plagado el modelo de este gobierno, el automovilismo se suma a lo ya hecho en el fútbol que hasta la fecha solo ha tenido resultados muy próximos al FRACASO DEPORTIVO y el negociado comercial.
Según se anunció en los medios pertenecientes al Grupo Clarín, la empresa Mundoshow/Carburando (propiedad del mencionado multimedio) recibió una carta inesperada y sorpresiva de parte de la ACTC informándoles de la cancelación de manera unilateral, intempestiva y sin preaviso —cualidades repetidísimas en el accionar de esta sociedad de expilotos— del contrato de televisación que se mantiene en vigencia en la actualidad.
Tal como viene sufriendo desde hace un quinquenio el área deportiva de lo que alguna vez fue el recordado y actualmente es el añorado Turismo Carretera (que solo conserva su nombre porque en desvirtuación completa actualmente sus automóviles NO TIENEN la menor característica de Turismo, y hace más de una década que ABANDONÓ la Carretera aduciendo razones de seguridad, aunque la siguen acompañando las muertes de los pilotos hasta la actualidad) con las repetidas modificaciones a los reglamentos técnicos y deportivos en cualquier época de la temporada, la importación de formatos de puntuación extranjeros y extraños a la larga tradición nacional —que al igual que el reiterado y cansador doble discurso gubernamental tanto parecen defender y mancillar al mismo tiempo—, la deformación de las carrocerías tradicionales y la eliminación de los motores históricos; se repiten ahora en el área comunicacional los caprichos de sus dueños que la manejan como una SOCIEDAD ANÓNIMA con fines netamente redituables a sus propios bolsillos.
Con el estilo autoritario y compulsivo que caracteriza a su presidente, de nuevo se elige una PÉSIMA forma de comunicarse con los seguidores y el más INOPORTUNO de los momentos para hacerlo. Como si fueran la confirmación de la principal Ley de Murphy: "Si algo puede hacerse peor, seguramente así se hará". Digo PÉSIMA forma de comunicarse con los seguidores porque, más allá de que los rumores circulaban desde hacía varios meses, la información se comunicó de forma masiva a través de las voces de gerentes de la empresa perjudicada, dejando una mala imagen de los responsables de la toma de decisiones en la ACTC. Digo el más INOPORTUNO de los momentos porque, aunque también abundaron durante estas vacaciones los rumores de postergación indefinida, la mayoría de sus fanáticos esperaban el comienzo de la nueva temporada para la semana próxima... solo que a días de ese evento, NO HAY NINGÚN MEDIO que lo televise; y todos sabemos que una carrera de autos sin televisación no tiene el menor sentido para quienes impulsan los motores: los auspiciantes.
En un momento bastante delicado, con sus seguidores todavía conmovidos —y en muchos casos INDIGNADOS— por la reciente muerte hace apenas tres meses del joven talento de Las Parejas: Guido Falaschi, a la ACTC pareciera NO IMPORTARLE ninguna otra cosa que la diferencia monetaria.
Cuando uno creía que la lamentable desprolijidad y la completa desorganización del calendario del año pasado, con circuitos mal construidos a las apuradas —se realizó una serie clasificatoria con conitos para EVITAR el paso de los autos por un sector sin asfalto en la fecha inaugural del autódromo de Junín—, eventos extraordinarios (pero NO por lo maravillosos sino por lo ANORMALES) que superponían sus fechas con otras categorías nacionales —impidiendo la libertad de trabajo o de cumplir los contratos que los pilotos tienen con sus auspiciantes— y hasta presiones políticas para organizar la penúltima carrera trágica en Balcarce, circuido administrado por la propia ACTC, por sobre circuitos en otras provincias con gobiernos opositores, descubrimos que para la ACTC siempre es posible caer un poco más abajo, y transformar lo que en otras épocas era una respetada organización de pilotos en una banda de codiciosos perseguidores de billetes. Para aumentar nuestra tristeza descubrimos una vez más que les sigue resultando posible transformar el recordado y actualmente añorado Turismo Carretera en lo que hoy es apenas: Turrismo Currotera o en su versión apocopada TC = Todo Curro.
Más allá de esta situación particular, creo que todo el Automovilismo Argentino retrocede en lugar de avanzar va para atrás y hacia nadie, entre los gravísimos problemas de seguridad que siguen sin resolverse de base, los enormes problemas de infraestructura de los circuitos (en su gran mayoría mal llamados autódromos), los lamentables problemas de organización de los dirigentes y el cada vez peor espectáculo de carreras ofrecido... hace falta una vuelta a las raíces para corregir desde la base.
Me parece que el mayor problema que tiene el automovilismo argentino es que cada una de las partes involucradas —dirigentes, participantes y seguidores— hablan idiomas diferentes... ¿tendré que ofrecerles mis servicios de traductora?
Dije que habría que volver a sentar nuevas bases fuertes para intentar erradicar de raíz los problemas, algunos de los cuales se mantienen desde hace décadas.
Muchos de los problemas están relacionados, así por ejemplo la gigantesca FALTA DE INFRAESTRUCTURA, planificación y proyección de la gran mayoría de los circuitos argentinos aumenta de forma considerable la inseguridad de pilotos y espectadores; como también la ORGANIZACIÓN PRECARIA de calendarios sin la debida anticipación para permitir la preparación correcta de instalaciones y participantes hace que el espectáculo cada vez tenga menos valor y mayor precio, con la lógica consecuencia de tribunas vacías o el obligatorio reparto de ENTRADAS GRATIS.
Una de las bases del automovilismo es que es peligroso, siempre lo fue y siempre lo será... Por lo tanto, las reglas de seguridad DEBEN CUMPLIRSE imperiosamente porque son parte de los cimientos del automovilismo.
Si hablamos de bases, los circuitos son parte fundamental de esos cimientos. Lamentablemente la enorme mayoría de los circuitos en Argentina NO CUMPLEN con los reglamentos de seguridad en pista, no ofrecen instalaciones sanitarias adecuadas para el público y tampoco ofrecen la infraestructura para ofrecer un espectáculo atrayente. Abundan y sobran planos de construcción de pistas de carreras impulsadas por los candidatos electorales de turno en localidades vecinas, ciudades de menos de medio millón de habitantes o TERRENOS NO ADECUADOS. Planes que durante su construcción presentan sospechas de COIMAS, que se demoran de manera indefinida y que no cuentan con un proyecto serio para el desarrollo automovilístico, lo que de forma inevitable lleva al fracaso del que ya somos testigos: circuitos con problemas de pista en su inauguración, circuitos en desuso y estado de completo abandono o circuitos usados para cualquier otra actividad sin relación con las carreras.
En un automovilismo nacional que siempre ha estado preocupado por su lugar internacional, que siempre a mirado hacia afuera con anhelos y algo de envidia, no estaría nada mal que de una vez por todas se copien las cosas que funcionan correctamente en esos países extranjeros.
Es imperativo que todas las partes participantes del automovilismo deportivo: equipos, auspiciantes, dirigentes, pilotos, prensa, televisación y fanáticos; se junten y participen en la planificación, proyección, construcción y mantenimiento de los circuitos de forma conjunta y seria, dejando de lado los intereses personales y el rédito privado.
Es una verdadera vergüenza que en un país tan lleno de tuercas como Argentina, solo haya un puñado de autódromos en condiciones de recibir carreras internacionales... de la misma forma que es una vergüenza que parezca inalcanzable la formación de pilotos para que lleguen al más alto nivel internacional.
No debería ser tan difícil lograr que por lo menos haya 10 ó 15 circuitos que cumplan las siguientes reglas BÁSICAS:
* Pianitos que NO SE ROMPAN y que NO LES CREZCA pasto entre medio;
* Asfalto que resista las altas temperaturas de los neumáticos (por lo menos en su carrera inaugural) durante una clasificación y que se mantenga liso SIN BACHES o SALTOS;
* Banquinas que NO SEAN de TIERRA, que no se transformen en BARRIALES con un par de gotas de lluvia y hagan que cualquier auto que vuelve de un despiste llene de LODO la pista;
* Zonas de escape que SEAN SEGURAS, que no se transformen en TORMENTAS DE POLVO con un poco de brisita e IMPIDAN toda buena VISIBILIDAD a quienes circulan en la pista, que NO TENGAN los mismos GUARDARAILS desde hace décadas que ya están todos OXIDADOS y se quiebran, que si utilizan protecciones de NEUMÁTICOS se armen como una red de CONTENSIÓN que no salgan desparramados para cualquier lado y lleguen a varios metros de distancia transformándose en PROYECTILES PELIGROSOS, y que impidan que los autos reboten y queden expuestos a ser golpeados;
* Hospital con equipamiento de TERAPIA INTENSIVA y personal capacitado o por lo menos un HELICOPTERO con instrumental que realice traslados de urgencia en situaciones de VIDA O MUERTE como las que se producen en cualquier carrera;
* Luces sobre la pista para que sea posible correr aún cuando las condiciones climáticas oscurezcan el cielo o también en carreras nocturnas sin que se dificulte la visibilidad de los participantes;
Que si se realizan obras de remodelación, absolutamente necesarias en la actualidad, se hagan con la debida seriedad y anticipación, para que después no existan ADOQUINES de piedra del tamaño de pelotas de fútbol al costado del asfalto con la posibilidad —que ya ha pasado— de que algún automóvil se rompa.
* Tribunas CONSTRUIDAS para que el público pueda sentirse seguro (no en estructuras desarmables de caños ensamblados con tablones de madera podridos de tanta exposición a la intemperie), en lo posible con ASIENTOS para poder permanecer cómodos durante muchas horas mientras se observa la carrera;
* Áreas cubiertas (lo ideal serían las tribunas TECHADAS) para que los asistentes puedan cubrirse si llueve y perciban que pagaron para entrar a un autódromo en lugar de parecer que usurparon UN DESCAMPADO como pasa actualmente;
* Baños LIMPIOS, en lo posible con la suficiente cantidad de agua para que las familias asistentes puedan asearse y evitar enfermedades en los niños;
* Cobertura de ambulancias de TERAPIA INTENSIVA MÓVILES, o por lo menos asistencia médico sanitaria de urgencia o gravedad (preparados para casos de quemaduras, fracturas o intoxicaciones etílicas entre otras cosas que suceden cotidianamente todos los fines de semana de carrera) en el lugar para los miles de asistentes que permanecen en las instalaciones durante más de 72 horas;
* Seguridad POLICIAL que controle y evite los ROBOS, las peleas y los DISTURBIOS o roturas, que brinde alguna PROTECCIÓN para las familias que todavía se acercan al automovilismo antes de que se transforme en territorio de BARRAS BRAVAS como lo es el fútbol;
* Estacionamiento de ASFALTO o cemento que les permita mover el automóvil sin quedar EMPANTANADOS ni necesitar la ayuda de una grúa;
* Caminos de asfalto o CEMENTO en los que se pueda caminar o permanecer con zapatos sin quedar ENTERRADOS ni necesitar andar con botas hasta la rodilla;
Que los dirigentes, organizadores y responsables de estos predios deberían SENTIR VERGÜENZA de que en el 90% de los casos se esté en falta de algo tan básico como un baño digno...
Solo después de cumplidas estas reglas básicas es que deberían cobrarse los precios exorbitantes a los que se venden las entradas en la actualidad sin ofrecer ningún valor. Porque en realidad la sensación que queda es la de una gran ESTAFA o haber sido ROBADO porque una familia tipo invierte una cantidad de dinero equivalente a la mitad del salario mensual y NO RECIBE ni siquiera un baño limpio para cambiar los pañales de un chico.
Solo después de cumplidas estas reglas básicas es que deberían cobrarse los precios exorbitantes a los que se venden las entradas en la actualidad sin ofrecer ningún valor. Muchísimo menos recibe un espectáculo deportivo en pista que VALGA EL PRECIO que paga, que lo entretenga y distraiga de la rutina diaria... con suerte podrá ver una buena maniobra o algún sobrepaso perdido. Porque en realidad la sensación que queda es la de una gran ESTAFA o haber sido ROBADO porque después de ver durante 45 minutos a un piloto en busca de la bandera a cuadros, se PERMITE que en las últimas vueltas el líder baje la velocidad y deje pasar a quienes vienen detrás o REGALE la victoria a un compañero de equipo. ¿Qué tiene eso de emocionante, riesgoso e imprevisible como es el automovilismo deportivo real? Los dirigentes y organizadores que permiten este tipo de ESTAFA DEPORTIVA hacia el público, ¿alguna vez pensarán ponerse en el lugar de quienes los siguen? ¿Se imaginan ir al cine para ver una película y que después de una hora apareciese sobre la pantalla por sorpresa y sin explicación un cartel negro que diga: Fin? Es ese sentimiento de ESTAFA el que acompaña desde hace por lo menos un par de años a los tuercas que siguen el cada día más regresivo automovilismo.
Mika Häkkinen dijo hace unos meses en una entrevista: “As a racing driver, it's horrible to be second. It's worse than being third.” /// “Como piloto de carreras, es horrible ser segundo. Es peor que ser tercero.”
No obstante, por el exorbitante precio de una entrada que NO OFRECE dignidad, ni cumplimiento de las reglas básicas de seguridad, ni ningún tipo de valor deportivo, los fierreros pueden ver un gran espectáculo chabacano con desnudistas incluidas o chicas exhibidas como carne a la parrilla peor que si fuera un teatro de revista berretísimo, PARA NADA relacionado con un espectáculo deportivo que pretende ser familiar.
Y que conste que NO es mucho lo que el público pide, apenas un poco de RESPETO que se merecen por soportar estas situaciones y PAGAR la entrada que les permite seguir manteniendo este patético CIRCO lamentable.
Por otro lado, debido al NULO espectáculo deportivo (totalmente DESVIRTUADO hacia exhibiciones más próximas a lo prostibulario), la INEXISTENCIA de autódromos con las DEBIDAS INSTALACIONES de seguridad para los pilotos y la TOTAL FALTA DE RESPETO hacia los asistentes, debería ser una opción más aceptada la de ver las carreras por televisión. Sin embargo, los ratings televisivos son CADA VEZ MENORES ante la falta de espectáculo deportivo atrayente y el exceso de interrupciones por motivos de dinero; porque las transmisiones de las carreras hace LARGOS AÑOS que se realizan EN DIFERIDO y que se las edita —como si fuera un documental— y hasta se las "argumenta" para que tengan trama, en definitiva se LE QUITA todo lo imprevisible y sorprendente que es el automovilismo. Además de que, también por televisión, se les vuelve a FALTAR EL RESPETO a los seguidores cuando por motivos de ingresos de dinero para los responsables de la transmisión se les da prioridad a otros deportes (fútbol, tenis de Copa Davis y básquet en la mayoría de los casos, aunque también puede tener prioridad por sobre el automovilismo un torneo preolímpico de voley o hockey...) o incluso a programas o hasta a películas de décadas pasadas (Olmedo y Porcel, Palito Ortega, etc).
Como consecuencia de este combo que reúne la FALTA DE ESPECTÁCULO DEPORTIVO y la sensación de ESTAFA hacia los seguidores, a los pilotos también se les dificulta la recaudación de auspiciantes. ¿Quién invertiría en un piloto que puede ELEGIR PERDER a propósito una carrera? En esta situación tan enrarecida se complica muchísimo encontrar empresas interesadas en promocionar su imagen y DESPILFARRAR su dinero con el nuevo público objetivo al que parece que apuntan los organizadores y dirigentes cada vez más cerca de lo marginal: grupos de amigotes desesperados por escaparse de su casa y alejarse de las responsabilidades de su familia para emborracharse, comer como cerdos energúmenos, enfiestarse con algunas promotoras —largamente conocidas como promotrolas y con varios ejemplos de ofrecimiento de servicios en páginas de acompañantes femeninas— y pasar un fin de semana con amigos y exceso de vicios que la familia no les permite. Apuntan a este tipo de público objetivo, porque es el público al que NO LE INTERESA si hay baños limpios, NO LE IMPORTA si se cumplen los reglamentos de seguridad y NO TIENE INTERES en ser espectador de la destreza deportiva. Este lamentable nuevo público objetivo es IDEAL para asistir a los DESTRUIDOS circuitos que NO ofrecen instalaciones SANITARIAS, NI ofrecen maniobras deportivas sobre la pista, es decir que este lamentable nuevo público marginal que asiste a las carreras es FUNCIONAL al DESINTERÉS deportivo que tienen los organizadores y dirigentes, cuya única preocupación es AUMENTAR LA RECAUDACIÓN... aunque eso incluso le cueste la vida a algún piloto.
El anhelo más deseado por los tuercas que se sienten ESTAFADOS por los dirigentes del automovilismo actual que va para atrás es que algún día el precio de las entradas sea igualado al valor de la competición... y que en ese camino se le devuelva la INTEGRIDAD —que implica rectitud e incorruptibilidad— a una actividad primordialmente deportiva.
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